viernes, 10 de julio de 2015

JUNIO de 1602



5 de junio de 1602.- Indonesia: James Lancaster, explorador de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, hace escala en Aceh, Sumatra, donde desembarca para tratar con el reyezuelo local para establecer un puesto comercial y de paso saquear un gran galeón portugués. ¡Qué noticia más rara!

7 de junio de 1602.- Francia. Legislación: renovación del antiguo edicto de Blois del siglo XVI contra los duelos. Se firma un edicto anti-duelos que será renovado por otros 6 edictos de aquí hasta la mitad del siglo XVII. El gobierno gabacho es consciente de que el tema es de suma gravedad, y encima está de moda, por lo que intenta zanjarlo de manera expeditiva. Este edicto de 1602 declara a los duelistas culpables de delito de Lesa Majestad, condenándoles a muerte, e instruye como jueces del Tribunal du Point d´Honneur al condestable, a los mariscales de Francia y a los gobernadores y tenientes generales de las provincias. Los delatores y chivatos obtendrán recompensas, oficios y pensiones.


Duelos en el siglo XVII: Máscara Negra, la tortuga D´Artagnan, Gualterio Malatesta, El capitán Alatriste, Cirano de Bergerac,  el Escorpión... son muchos los magníficos espadachines que poblaron aquella épica época de capa y espada.


11 de junio de 1602.- España. Propaganda Política: El panfletero Íñigo Ibáñez es liberado de su prisión, ordenándosele acompañar a Juan de Cardona en una misión secreta. Ibáñez nunca recuperará el favor de Lerma

13 de junio de 1602.- Guerra con Inglaterra: La flota inglesa destinada a interceptar posibles barcos españoles destinados a invadir Albión, se topa frente a las costas de Portugal con un carguero solitario procedente de las Indias portuguesas. Aquel barco, el Sao Valentín, perdido en el mar durante casi 2 años, avanzaba renqueante hacia su puerto protegido por 11 galeras, incluidas 8 mandadas por Federico Spínola y destinadas a Flandes. Tras una breve refriega en la que se echaron a pique 2 galeras y las demás fueron desviadas de su rumbo, la carraca se rindió a la escuadra de sir Richard Leveson, quien, no queriendo perder el rico botín, decidió escoltarlo hasta Plymouth, poniendo así fin a los planes ingleses de mantener una flota de bloqueo permanente frente a las costas peninsulares. No obstante, la venta del carguero aportó a la hacienda inglesa casi 40.000 libras, cantidad equivalente al coste anual de la flota de la reina Isabel I.



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